viernes, 2 de octubre de 2009

EL TEATRO INKAIKO

Por: Antón Vidal Jordán

La creatividad e imaginación del hombre se hizo evidente con las primeras manifestaciones artísticas del paleolítico, así podemos rastrear a la primitiva pintura rupestre con escenas de caza y vivencias de la comunidad.

En su intento por entender el universo y su origen el hombre creó también la literatura oral mítica, la cual describe y explica algunos de los fenómenos naturales que se presentan en la realidad, además estos relatos hacían referencia a la divinidad de algunos astros, animales y elementos de la vida con los cuales ellos interactuaban. La concepción de divinidad es común en todas las culturas de la humanidad.

Así en los orígenes del teatro podemos apreciar que sus primeras representaciones tenían carácter sagrado, como por ejemplo los ritos dionisiacos del teatro clásico griego o el drama de la muerte y resurrección de Osiris en Egipto.

Todo indica que las primeras formas del teatro se dedicaron exclusivamente a representar los orígenes de sus dioses y el carácter sagrado de sus gobernantes, en tanto hubo tal cantidad de dioses, personajes divinos y semidioses que la producción literaria fue copiosa y en el mejor de los casos, al alcance del pueblo.

Como señala el periodista, embajador y escritor peruano Mario Castro Arenas, “El teatro nacional florece en sociedades consolidadas material y culturalmente definidas”, es así que el origen de nuestro teatro precolombino nació también de expresiones divinas, con los ritos a las divinidades naturales, a la fertilidad y a las labores agrícolas, además nuestro teatro posee rasgos del teatro griego, como los diálogos entre el coro y el protagonista.

En efecto nuestros gobernantes no fueron insensibles y salvajes, como algunos cronistas españoles los quisieron presentar, por el contrario nuestros gobernantes fueron gente culta con gran sensibilidad para apreciar la poesía, música, y el teatro.

El maestro y dramaturgo peruano, Juan Rivera Saavedra postula a interesantes hipótesis acerca de la escritura en el imperio incaico, por las pruebas artísticas del teatro, ya que, una cultura con una sólida cultura artística dice Rivera, debe haber poseído escritura, por supuesto que esta fue sólo de conocimiento elitista, es decir de amautas, sacerdotes y gobernantes. Y la destrucción de los códices incas fue más efectiva que la de los códices maya, además esa cultura había educado a su pueblo en la escritura y fueron ellos quienes la mantuvieron para la posteridad.

Con respecto al tema creo que aún no hemos encontrado las pruebas suficientes para afirmar lo que mi profesor Rivera Saavedra plantea, sin embargo, encuentro mucha coherencia en sus hipótesis, además hay mucho desconocimiento de la lectura en los quipus.

Sobre el drama Ollantay él nos dice que este fue representado por los incas antes de la llegada de los españoles y niega todo posible origen español descartando la hipótesis la cual señalaría al padre Valdez como autor de la obra.

Las Investigaciones hechas sobre el origen del teatro español por Guillermo Díaz Piaja y Eduardo Julián señalan que no se encontró indicios de manifestaciones del teatro español hasta el siglo XVI, y Fernández de Morantín en su obra “Orígenes del teatro español” lo confirma.

En efecto algo que no se conoce no puede ser reproducido ni enseñado, sin embargo hay personajes y escenas típicas del teatro español en escenas del Ollantay y eso es indudable, aunque al respecto de esto, creo que los frailes copistas de las obras teatrales trataron de hispanizar nuestro teatro quizá con los mismos fines con los que trataron de eliminar nuestras costumbres, religión y cosmovisión. Entonces se fue recreando la versión original del drama más hermoso y conocido de nuestro teatro inca “Ollantay” en un drama con matices europeos.

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