sábado, 3 de octubre de 2009

EL TEATRO INKAIKO


Encontrar evidencias que demuestren que en el antiguo Perú se realizaron representaciones teatrales, resulta revelador porque trae abajo aquella absurda creencia que nuestro pueblo era un ignorante en la materia, antes de la llegada de los colonos. Es así que Rivera Saavedra recopila diversos testimonios de historiadores, clérigos y cronistas que relacionan los hechos de aquél entonces con la historia del teatro peruano.

Desde la época precolombina las primeras manifestaciones teatrales se dieron a través del juego, del mismo modo se habla de escenificaciones religiosas-militares, agrícolas, domésticas, entre otros, donde sus intérpretes usaban disfraces y máscaras que alcanzaron gran popularidad.

Testimonios como el de Sarmiento de Gamboa señalan que Pachacútec: “mandó hacer grandes fiestas y representaciones de la vida de cada inca”; es decir se cultivó espectáculos dramáticos para congraciarse con el pueblo incaico.

Cieza de León afirma que el teatro ya se practicaba en el Perú durante el Incanato –en el Inti Raymi se efectuaban representaciones dramáticas inspiradas en leyendas y grandes triunfos guerreros-, además agrega que por falta de un sistema de escritura no se registraron muestras creativas, perdiéndose en el tiempo.

El Inca Garcilaso de la Vega sustenta que los amautas fueron grandes dramaturgos, creando tragedias y comedias con un toque especial.

Se menciona además como evidencia que los “willkas” (sacerdotes o ministros) fueron los primeros actores peruanos encargados de las representaciones teatrales.


Cabe agregar también, que Iriarte Brenner (no citado en ésta obra), rescata la relación del teatro con las demás artes escénicas, como por ejemplo la danza, pues con ellos se procuraba mejorar la producción, controlar tormentas, sequías, etc.

Con todas éstas pruebas se concluye entonces, que sí existió antes de la llegada de los españoles, la práctica teatral en el Perú, confirmado inclusive cuando no se hallaron indicios del teatro español antes del siglo XVI; por lo tanto no se puede enseñar lo que se desconoce.

La llegada de lo españoles a tierras peruanas, trajo consigo una serie de cambios y fusiones, pero también mucha crueldad y humillación, tal como lo escribió el obispo Fray Bartolomé de las Casas. Europa logró su desarrollo gracias a la riqueza de América (oro y plata), más no logró arrancar totalmente la herencia cultural de nuestros ancestros.

Finalmente Rivera en sus apuntes señala a la obra Ollantay como un ejemplo de teatro inka, aun vigente inclusive en la escuela como lectura o representación artística. Agrega además que posiblemente ha sufrido modificaciones a través del tiempo, pero en síntesis la obra gira en torno al amor del General Ollantay por Cusi Qoyllur.

En la actualidad se puede apreciar al teatro, como en el siglo XVII a través de los autosacramentales que difundían las bases de la religión cristiana, como un medio para enseñar no sólo los procesos históricos o reconocer a personajes ilustres, sino también resulta importante para comunicar valores que coadyuven a ser más humanos cada día.

Por todo lo expuesto manifiesto apoyar las expresiones del autor para reivindicar el origen del teatro peruano, porque no sólo presenta información relacionada a la historia del teatro, además se encuentra sustentada, analizada y verificada. Más aun cuando resalta que la historia de nuestro país cobrará el sitial que merece cuando dejemos de desconocer u ocultar la existencia de algunos hechos especialmente, mostrados por el pueblo (tantas veces desdeñado).

ESCRITO POR: LILIA BAEZ RODRÍGUEZ

No hay comentarios:

Publicar un comentario