sábado, 26 de septiembre de 2009

DESDE LA IMPROVISACION Y EL TEATRO

La improvisación es la habilidad de contar historias que se crean y desarrollan en el instante mismo de actuarlas. Esta forma de teatro se presenta actualmente no como un adiestramiento en la formación para los actores, sino como un producto terminado en el que los intérpretes y el público van desvelando la trama de la historia que cobra vida en el escenario.
En ingles play (jugar) también significa obra de teatro, y nada es más cercano a la interpretación que el juego. Si observamos, los juegos de los niños sintetizan todo lo que esperamos de la interpretación. Ellos entran en cualquier ficción y la viven de manera real, imaginando todo lo que sea necesario para cumplir con la fábula; crean unas reglas, que vendrían a ser algo así como un imaginario común, que deben ser respetadas a rajatabla por todos los participantes, bajo amenaza de expulsión.
Keith Johnstone sentía que el teatro se había vuelto pretencioso. Razón por la cual el hombre común no asistía a las funciones. Johnstone quería atraer al público que iba a los encuentros de boxeo o partidos de futbol, el mismo público para el que Shakespeare había escrito un siglo antes. El decide que será una buena idea combinar elementos del teatro con los del deporte. Creando el teatro deportivo. Las reglas deportivas fueron adaptadas al contexto del teatro de la improvisación, los equipos competirían para ganar puntos asignados por los jueces y el público será invitado a vitorear las buenas escenas y cuestionar las decisiones de los jueces.
Keith nos cuenta sobre su propia experiencia y las imágenes hipnagógicas, que son imágenes mentales que muchas personas tienen cuando están apunto de quedarse dormidas. La cual aparece de manera espontáneo, se tiene que prestar atención a las imágenes sin verbalizarlas. Esta experiencia de Johnstone nos hace recordar la maquina de los sueños que fue creado por el artista Brion Gysin y el científico Ian Sommerville después de leer el libro de William Grey Walter El cerebro viviente. La máquina de sueños debe ser “vista” con los ojos cerrados: la luz parpadeante estimula el nervio óptico y altera las oscilaciones eléctricas del cerebro. El “'espectador experimenta visiones de patrones de color que se incrementan en brillo detrás de sus párpados cerrados. Los patrones se convierten en formas y símbolos que giran alrededor hasta que el espectador se siente rodeado de colores. Se dice que el ver una máquina de sueños le permite a uno entrar en una alucinación hipnagógica. Esta experiencia puede algunas veces ser bastante intensa, pero para salir de la misma basta con abrir los ojos. Disculpen si me salgo del tema, me parece interesante la aclaración para compartirla con todos ustedes. Retomando con la lectura de improvisación y teatro según la misma Keith Johnstone nos dice que el ser humano a medida que va creciendo va disminuyendo su espontaneidad y no es consecuencia de la inevitable edad, sino de la educación. En la educación normal, todo esta diseñado para suprimir la espontaneidad.
Keith considera que la creatividad y la imaginación son patrimonio normal de todos los seres humanos, solo hay que darles curso, dejarlas fluir. Pero la mayoría de nosotros esta “bloqueado”. La actitud de Stirling implica que el alumno nunca debe sentir el fracaso, la habilidad del profesor reside en presentar las experiencias de tal manera que el alumno este obligado a triunfar. Si un niño es creativo, lo más probable sea difícil de controlar, pero no es esa razón para sepárales. Aplicar la “no – interferencia” de Stirling hace que el niño pierda el temor al fracaso.

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