viernes, 25 de septiembre de 2009

Improvisación en Teatro


Actualmente en las escuelas se vive transmite una educación convencional, la cual nosotros como maestros damos las pautas o muestras de cómo deben aprender los niños que están en etapa escolar, pero sin querer no dejamos que su imaginación fluya convirtiéndolos en simples reproductores suprimiéndoles así su espontaneidad.
Los niños copian a los adultos tanto sus conductas y sentimientos y se forman un modelo a seguir pero no sabemos que así no lo dejamos ser “ellos mismos”.
Nosotros los educadores como personas adultas imponemos en los niños a categorizar y seleccionar, indicándole qué es lo que está bien y qué es lo que no, distorsionando su percepción de lo que los rodea.
Johnstone ve a la educación como una “sustancia” que los maestros aportan a los niños, que puede ser buena o mala, encanallizando la educación que se imparte a través de las escuelas.
Entonces la experiencia de Johnstone como educador le enseñó que el método del “no obrar y enseñar sin palabras”, que su maestro le había enseñado le ayudó a cambiar actitudes en niños que los demás veían como revoltosos y llegó a que estos niños aprendieran lo que para otros era imposible enseñarles.
Así se dio cuenta que “el camino del sabio se camina sin esfuerzo”, y lo empleó en toda actividad que incursionaba y lo mejor de ello era que funcionaba.
En su experiencia como director de teatro puso en práctica su teoría de que se debe dejar la libertad al actor de actuar y que él que dirige no debería imponerse ante el actor, es decir improvisar sus movimientos y expresiones, dejar que nazcan y sena espontaneas.
También se dio cuenta que los argumentos que surgían de pronto de su cabeza era más interesantes que los que él planeaba con anticipación, así entonces empezó con este tipo de teatro, llamado Improvisación, que a pesar de ser cortos alborotaban al público.
En la educación se debe tomar en cuenta varias alternativas, porque los educadores somos guías y modelos para los niños, pero también no debemos suprimir sus inteligencias, porque cada persona es diferente y tiene un tipo de inteligencia como Montessori lo trató en su libro.
En la educación debe establecerse relaciones horizontales, el sentarse cara a cara con el alumno y así descubrir sus destrezas y habilidades es mejor que una educación vertical donde el alumno debe repetir todo lo que el profesor enseña.
Los niños se sienten más espontáneos cuando un adulto se pone a su nivel sin perder la madurez que lo identifica.

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